La Farmacia

Como voy a estar meses escribiendo este blog, cada vez que hay cualquier tipo de evento dedico la entrada de ese día a contarlo. Con tanta cosa que ha ido pasando no he tenido tiempo de contar muchas cosas que bien merecían haber sido mencionadas desde el principio.

La historia de San José Las Flores es una historia única. Cómo durante la guerra se tomó la decisión de repoblarlo y se organizaron para que el ejército no pudiera con ellos. Todo esto tengo pensado redactarlo largo y tendido con más documentación. Otra cosa que caracteriza el municipio es que es una historia comunitaria. Hay gente tiene casa porque se consiguieron ayudas, que se invirtieron para comprar terrenos y materiales.

Otras de las inversiones que han ido haciendo ha sido para hacer proyectos comunales. Ya os he hablado de uno, el turicentro, donde están las piscinas, te puedes bañar en el río y además se puede ver a mi Atleti. Es sin duda el proyecto más grande de todos, donde ha hecho falta mayor inversión y a su vez es el más rentable. Pero hay otros proyectos que llevan más tiempo y también dan empleo a mucha gente: la artesanía, la sastrería, el comedor, la farmacia, la panadería, el centro cultural, la ganadería, las tiendas comunales, etc. Que se comunal quiere decir que el dueño es la comunidad. Cada negocio, según se de mejor o peor pues los empleados ganarán un poco más o menos, pero las ganancias de más iran para la comunidad.

Dedicaré una entrada a cada uno de estos proyectos. Hoy empiezo con la farmacia. Ha sido el primer día que he ido para comprar una crema para el labio. Menos mal que no he necesitado ir antes de urgencia, porque por la entrada nunca adiviniarías que allí hay en efecto una farmacia.

Como cabía esperar es bastante pequeña y sólo una dependiente es suficiente para atenderla.

Como todos los comercios de aquí, aunque sea una farmacia vendían de todo. Bolígrafos, cuadernos, rotuladores, ropa, ropa interior, sartenes, etc. Aproveché para comprar también una colonia que no tenía. Por suerte encontró mi crema.
- ¿Cuánto es?
- Espera, que no recuerdo cuánto valía
- Mira, lo pone aquí marcado: 4 dólares
- No, pero es menos, mirá, aquí lo tengo apuntado: 2 dólares.

Vamos, que desde luego la dependienta no quiso aprovecharse de mí. Y tenía todas las herramientas necesarias: un artículo con el precio marcado.

Salud.