No está habiendo demasiada continuidad por parte de los alumnos a las clases de guitarra. Entre que algunos estaban organizando distintas cosas de la graduación y otros que ahora que hay vacaciones ayudan en el campo a sus padres no siempre vienen todos los alumnos. Lo que hago en las clases es que les divido para que sean como clases particulares. Mientras explico a uno, los otros está practicando y así voy yendo de uno en otro. Con cualquier materia, el trato personalizado es mucho más efectivo; pero con los instrumentos musicales considero que el ritmo de aprendizaje puede ser aún más diferente según el alumno. Además hay que sumarle que cada día me vienen unos u otros.
Las clases las doy en el centro cultural, que dispone de espacio y de guitarras. Pero una de mis alumnas, la que nunca falla, no tenía guitarra en casa para practicar fuera de horario de clases ni podía permitírselo por supuesto. Así que pensamos en una manera de financiarla. Fui a la ciudad y conseguí comprar una nueva bien de precio. Se la di a la alumna, pero le dije que no era gratis si no que tenía que pagar mensualidades al centro de formación hasta pagar buena parte de ella. Se quedó muy feliz.
De esta forma, mediante una donación, se consigue que la alumna tenga su guitarra (y que tenga que hacer un esfuerzo) y por otro lado que el centro cultural reciba mensualidades para conseguir hacerlo sostenible. Como he comentado varias veces, en este país la exposición a la violencia de las maras es lamentablemente demasiado elevada y es prioritario que la juventud tenga aficiones sanas que les alejen de aquello y me encanta poder ayudar con la música y la informática.
Salud.
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