Feria en la ciudad

Me propusieron bajar a Chalate, la ciudad, a la feria que hay por motivo también del día de todos los santos. Como sabéis bajo de vez en cuando a la ciudad. Pero nunca había ido de noche. Lo primero que hago es preguntar si es seguro, pero por supuesto que lo es, es una feria y la seguridad se refuerza. Además que Chalatenango en sí no es una ciudad peligrosa.

 Básicamente es muy parecida a las ferias en España. Va todo el mundo de los pueblos cercanos y la feria consiste en un puñado de atracciones, puestos de comida, puestos de feria del estilo de tiro al palillo y puestos de ventas de artesanías y demás. 

Las atracciones eran una montaña rusa muy pequeña, un tío vivo, un castillo hinchable, una noria pequeña y una noria grande. Pero nada más llegar nos dirigimos directamente a los puestos de pizza. 

 

No es que sea un gran comedor de pizza. Pero como hacía tiempo que no tomaba ninguna se me hacía la boca agua imaginándomelo. Pedimos la especial supergigante para varios. Me senté deseoso de que tardara lo menos posible. Pero aquí las sillas están preparadas para tamaño salvadoreño. Me fui al suelo. Pero la silla acabó peor. 

 Tuve que apilar dos sillas para que no volviera a desintegrar ninguna más. Le dije al del puesto que lo sentía por romper la silla, pero que era precisamente por culpa de las pizzas, que es lo que ellos estaban vendiendo, así que la culpa no era mía.

Había muchos más puestos de comida tanto de salados como de dulces. Como buenos puestos de comida ambulante la fritanga era la técnica más utilizada.

 En algunos puestos los niños se entretenían jugando con la comida y asegurándose que ninguna pieza quedara con ausencia del maravilloso arte del manoseo.

 Después fuimos de vuelta para la zona de las atracciones. Había música de fondo, alta como siempre. Pero mi sorpresa fue que estaban poniendo Rock And Roll del bueno y música en inglés de los 60, 70 y 80. Incluso sonaron un par de canciones de los Beatles. Yo feliz claro, pizza y Beatles, ¿para qué más?

Nos íbamos encontrando con mucha gente del pueblo que habían bajado también. De todas las atracciones la noria grande era muy hardcore. No es el mismo concepto de noria que tenemos. Aquí la rueda va a toda leche. Además los banquitos donde te sientan se mueven una barbaridad, de forma que muchos aprovechan para darse impulso y que se mueva casi hasta volcar. Además la seguridad es una barra que la ponen deprisa y corriendo. Vamos, es vivir al límite en estado puro. Yo tomé la elección de no jugarme la vida esta vez. Visto como había acabado la silla pensé que lo más sensato era no comprobar si las barras de seguridad también estaban pensadas para tamaño salvadoreño o no. Aquí os dejo un vídeo:

Salud.