Quedamos a las 6:30 A.M. pero como siempre nos retrasamos bastante en salir. La primera parada era en Chalate, la ciudad, donde íbamos a ir al supermercado para hacer la compra y también aprovechamos para desayunar.
Después fuimos a un taller porque había que cambiar los frenos al coche. Así que estuvimos un buen rato esperando a que terminaran mientras nos ponían el partido del Madrid. La siguiente parada fue en La Palma. Nos habíamos retrasado bastante entre unas cosas y otras así que ya tenía todo el mundo hambre y paramos a comer. Era un pueblo grandecillo con bastante vida y mucho comercio con artesanías.
Íbamos 21 personas así que os podéis imaginar que cada vez que hacíamos cualquier tipo de parada nos demorábamos muchísimo. Ya después de la Palma empieza la subida al cerro. El primer tramo la carretera está bien, pero el último tramo no está ni asfaltado y es obligatorio ir en 4x4.
A medida que íbamos subiendo se iba notando el fresco. Además había bastante niebla, que por lo que me contaron es bastante habitual. Éstas son algunas fotos que hice desde uno de los muchos miradores que había.
Y por fin llegamos. La verdad es que no tenía ni idea de cómo iba a ser. De hecho me esperaba que íbamos a estar en mitad de la jungla. Pero no, es una propiedad privada, con lo cual cobran la entrada. Hay césped bien cuidado para que la gente pueda acampar además de sitios adecuados para hacer fuego y bancos para sentarse. Había también un par de comedores donde daban pupusas y poco más.
Me habían avisado que hacía mucho frío. Pero claro, con el megasupercalor infernal que tenemos en el pueblo, y yo, viniendo de una ciudad bastante fría, pensé que serían bastante exagerados. Gracias a Dios que fui precavido y me prestaron un forro polar, porque hacía un frío polar ártico del carajo. Soplaba el viento y había bastante humedad. Estuvimos un rato dando vueltas y muchos jugaron a las cartas y ya aprovechando los últimos rayos de sol (aquí anochece a las 17:30) nos pusimos a hacer el fuego. Habíamos traído la leña desde Las Flores. Cada uno había comprado lo suyo pero luego allí compartíamos. Había comprado unos chorizos que venían de Chile, creo, picantes, que estaban buenísimos.
No me separé un segundo del fuego. Qué frío hacía. Menos mal que había un hombre que había montado un puestecito de gorros y guantes. La mejor inversión de mi vida. Cenamos allí alrededor del fuego y yo iba viendo como a medida que caía más la noche el frío y viento aumentaban, mientras que la leña ya se había consumido.
Pregunto cuál era el plan de dormir. En su día se había intentado que todos durmiéramos en tiendas de campaña. Pero como no había sitio para todos, ya que sólo habían conseguido dos, decidieron no montarlas y que todos durmiéramos al aire libre. Yo no me lo podía creer... De hecho, con la humedad que había lo que me preocupaba era que el saco estuviera sobre el césped. De haberlo sabido antes hubiera preparado plásticos, pero así sin más me parecía un suicidio. Así que empiezo a preguntar al personal de allí si les quedaba alguna cabaña y hubo suerte y quedaba una. En seguida encontré a otros 6 candidatos a dormir en cabaña. Poco a poco el resto fueron entrando en razón y también montaron las tiendas de campaña para que se metieran allí el resto. Estuvimos allí en un corrillo riendo y tomando copas hasta tardecillo y luego a dormir.
Al día siguiente no había niebla y se podían apreciar las pedazo de vistas que había desde allí arriba. Por desgracia uno de los nuestros calló enfermo y recogimos todo rápido para irnos enseguida.
Fue un planazo. Estábamos todos con muy buen ambiente y nos echamos muchas risas. Además disfruté el frío, porque aquí paso demasiado calor. En definitiva, frío, buen plan y buena compañía. Al parecer sólo suben una vez cada dos o tres años así que la suerte me ha vuelto a sonreír para que coincidiera mientras estaba aquí.
Salud.
Pinton el desayuno,no?
ResponderEliminarY luego alli estuvisteis sólo un día?