Por el día de todos los santos aquí también es tradición visitar los cementerios donde yacen los restos de familiares para enflorar sus tumbas. Aquí se hace al día siguiente, el 2 de noviembre. Así que me acerqué por la tarde para verlo ya cuando casi todo el mundo hubiera pasado ya.
El cementerio está pegado al campo de fútbol. Lo primero que llama la atención es que las tumbas no están organizadas en línea, sino que cada una está "donde haya hueco".
Hablando con muchos de ellos comentaban que otros cementerios sí que eran bonitos tan ordenados, con las tumbas pegadas y dejando espacio sólo para los pasillos, que además así cabría mucha más gente. Pero como bien les dije, he visto muchos cementerios en mi vida, y éste era el único así, por lo tanto era especial.
La razón es bien sencilla. En época de guerra, se llevaban allí los cadáveres, en la noche, para no poder ser detectados por el ejército. Había que enterrarlos sigilosamente y en silencio así que no se perdía el tiempo en ver dónde se enterraba, sino que donde hubiera un hueco cavaban y enterraban. Si empiezas a cavar encuentras restos en cualquier punt del cementerio.
Dado los nuevos casos de Chinkungunya pienso que si todo el mundo va a poner flores seguramente eso atraiga a bichos y mosquitos así que me pongo hasta calcetines para evitar las picaduras.
Pero es una hipótesis incorrecta. Las flores son todas (o casi todas) de papel.
Casi todo el mundo había pasado ya por allí cuando fui. Podéis ver en las fotos las distintas decoraciones que se iban haciendo. Algunas eran auténticas obras de arte:
Otras más humildes, al igual que las tumbas, que sólo eran marcas en el suelo.
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