San José Las Flores

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jueves, 15 de enero de 2015

Más Relatos

Después de cenar muchas veces salgo por el pueblo a estar con amigos charlando. Hoy por alguna razón ha salido el tema de la guerra y han salido historias increíbles. Todo ha empezado porque una le ha dicho a otra que es más glotona porque en la guerra pasó más hambre. Entonces han empezado a recordar los recursos alimenticios de aquellos tiempos. Todo esto es antes de que vinieran a la repoblación, cuando vivían en las montañas huyendo del ejército.

Habían comido ceniza que dejaba la leña, tierra, las tortillas con capa de moho... Luego han hablado de los millones de piojos que tenía todo el mundo a causa de las condiciones en las que vivían.

De ahí el tema ha ido derivando a distintos episodios de la guerra. Ya he leído varios libros y empiezo a tener una visión realista de lo que fue, pero siempre se queda uno helado cuando escucha historias en primera persona.

Me han contado como muchos niños pequeños murieron porque cuando estaban escondidos del ejército les tapaban la boca para que no hicieran un solo ruido y terminaban ahogados. Cómo en algunas masacres el ejército tiraba a los niños al aire y les esperaban con un machete apuntando hacia arriba al caer. También bebían la sangre de sus víctimas.

Bien pequeña una de mis amigas se acuerda de cómo su papá le había explicado que en cuanto oyera un ruido de avión tenía que correr inmediatamente a buscar un arbusto o árbol en el que esconderse para que no se viera nada desde arriba. Recordaba perfectamente la angustia de no encontrar donde esconderse y por fin encontrar algo pero ver cómo los balazos llegaban desde el cielo y quedaban a pocos centímetros de donde se cobijaba. Sigue teniendo pesadillas con eso.

Otra contaba que a su papá ya le habían matado y su mamá cuidaba de todos los hijos. Entonces llegó el ejército a su casa, ellos se escondieron sin hacer ruido, pero los soldados empezaron a disparar y lanzaron una granada y no le quedó más remedio a la madre que salir a suplicar. Los militares entraron, le robaron lo poco que tenían (comida también) y prendieron fuego alrededor de la casa. Tuvieron que atravesar las llamas para salir de ahí y aún así son afortunados porque no quemaron la casa directamente con ellos dentro como sí hacían con otras tantas familias.

Cuando el ejército iba a hacer una operación, como arrasaba todo lo que veía, la población civil, tenían que salir huyendo. A esto se le llaman las guindas. Otra contaba como en una guinda se perdieron y acabaron encontrándose al ejército de frente. En vez de darse la vuelta y salir corriendo como hicieron todos se echó hacia un lado. Todos los demás murieron y no se le quita de la cabeza la imagen de todos esos cuerpos tendidos sin vida en el camino.

También una ha contado cómo murió su tía. Entraron en su casa y les dijeron que les iban a matar por colaborar con la guerrilla. Ellos perjuraban que no eran de ningún bando y no colaboraban con nadie. Agarraron a la mujer, la torturaron mientras la violaban varios soldados. Además le iban cortando con los machetes. Le extirparon un pecho, luego otro, luego los genitales. Erán auténticos enfermos sádicos.

Al final dan gracias de haber sobrevivido, se sorprenden de lo capaces que fueron de aguantar tantas cosas que ahora verían impensables. Y sobretodo les parece increíble como entre tanto temor, hambre y sufrimiento había también tiempo para las risas, para jugar y para tantas historias amorosas que surgieron.

Salud.

1 comentario:

  1. Leyéndote me he visto allí escuchando estas historias. Gracias por hacerlas inmortales en este lugar. Gracias por contar. Por la memoria viva de los pueblos que hace tornar sociedades conscientes. Salud

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