Ruta de las Flores

Voy con un día de retraso. Ayer estuvimos todo el día de excursión y llegamos muy tarde y muy cansados así que no actualicé.

Nos juntamos 12 para hacer una de las rutas turísticas del país: La Ruta de las Flores. Aún no me ha quedado claro por qué se llama así, pues no hay tantas. Íbamos los cuatro españolitos con 8 amigos de aquí del pueblo. Muchos de ellos no conocían la ruta. Vomo siempre, primera parada a desayunar unas buenas pupusas (empiezo a tener cierta adicción).

 

 La Ruta consiste en visitar varios pueblos de los departamentos de Sonsonate y Ahuachapán (frontera ya con Guatemala). Son pueblos coloniales, con diferentes festivales gastronómicos y paisajes impresionantes por estar en plena sierra. Algunos pueblos ni nos parábamos, sí lo hacíamos en algún mirador.





La primera parada la hicimos en Los Chorros de la Calera, que son unas cataratas muy chulas. Los accesos son algo complicados así que tuimos que dejar la furgoneta en el parking y luego llegar a pie. Contratamos a un guía para que nos llevara por los atajos. El guía era un crío y le podéis ver en la foto con Sergio. La ida era cuesta abajo, pero la vuelta me negaba a practicarla y menos aún habiendo unos cacharros divertidísimos que te subían de vuelta al parking por $1.








 


La siguiente parada fue en el pueblo de Juayúa. Un pueblo con muchísimo encanto, donde además había una feria gastronómica con productos típicos. Me tomé unas costillas de cerdo que me supieron a gloria. Nos calló un chaparrón impresionante, pero estaba todo preparado. Había tanta gente que tuvimos que comer de pie. Demasiado fácil si no. El pueblo tenía mucha tienda y unos personajes con serpientes que Mercedes se animó a probar.

La siguiente parada fue al Lago Verde. Los accesos también bastante complicados, pero ahí sí que puedes meter el coche hasta el final si te atreves. Es un lago en el cráter de un volcán. Aunque los niños que nos hicieron de guía esta vez nos contaron una historia de un mago que tiró un huevo y no sé qué. (Lo decían todo de memoria y costaba bastante entenderles)



















Por último, paramos en Ataco. Un pueblo también con muchísimo encanto y mucha vida. Todos los pueblos de la ruta de las flores tienen mucho turimos y casi toda la gente vive de ello. En esta zona también hay muchas plantaciones de café y nos tomamos uno riquísimo con sabor muy intenso. También quesadilla, que es un postre típico, pero no me gusta mucho.






Y después ya vuelta para casa. No son muchos kilómetros pero se tarda. Por supuesto tuvimos que parar en la mítica pupusería que está de paso para la vuelta, que había que cenar pupusas sí o sí, y es un sitio donde están especialmente ricas.

La verdad que pese a toda la mala fama que tiene este país hay rutas increíbles y muy seguras. Al parecer el ministerio de turismo está haciendo lo imposible por promover estos viajes, pero dada la mala fama muchos países han recomendado no viajar aquí. Si tienes a gente que conozca bien no hay ningún problema.

Salud.