Hoy he cogido mi primer bus. Aquí se dice 'agarrar el bus'. Toda una experiencia. Una amiga nos quería llevar a un club privado cerca de la ciudad. El bus me despierta todas las mañanas, porque aunque sean las 6 ó las 7 de la mañana toca la bocina para avisar a la gente que ha llegado, y yo vivo a 5 metros de la parada. Hemos cogido el bus de las 7 (ya hablaré de los horarios en otro post). Directamente subes atrás si alante no cabes. Ya pasará el revisor a cobrar. El bus empieza a andar, las puertas se mantienen abiertas, para ventilar y porque hace muchas paradas y así no anda abriendo y cerrando. A medida que se va llenando más y más y más el revisor va gritando a la gente que se vaya echando para el centro. Él va gestioniando el espacio, mientras cobra. He contado unas 100 personas en uno de estos:
He hecho el mayor ejercicio de mi vida. El bus no para de moverse, el asfalto hay veces que deja de ser asfalto para ser camino, con lo cual haces muchos brazos mientras intentas no caerte encima de nadie, o no caerte a la carretera si estás cerca de la puerta! En las cuestas va avanzando a unos 4 Km/h. Pero sube el tío. La gente que tiene la parada en mitad de una cuesta se sube en marcha! Nos ha costado $0,60 por una hora y algo de trayecto. Como veis en las fotos son muy coloridos. Y lo más curioso, no había aire acondicionado, ni comodidades; pero, eso sí, había una pedazo de tele plana donde ponían reggaetón. No he podido hacer foto del interior porque literalmente no podía separar las manos de las barras.
Una vez en Chalate, la ciudad, desayunamos unas pupusas (ya hablaré de ellas en otro post) y llamamos a un taxi de confianza para que nos llevara al club. Hay que tener un poco de cuidado con los taxis, y tenemos la suerte que uno del pueblo trabaja como taxista en la ciudad así que estamos muy seguros.
En el club nada reseñable, mucho peor conservado que el turicentro que os mostré en el post anterior. Eso sí, la ubicación también es bastante espectacular. Da al embalse Cerrón Grande.
Le dijimos al taxista que cuando fuera a acabar su jornada que volviera a por nosotros y nos llevara directamente de vuelta al pueblo. Lástima no volver a vivir la aventura del bus. Pero aquí todo es una aventura. E ir en taxi también. Cuando estábamos cerquilla, tuvimos un pequeño percance:
Y la rueda de repuesto estaba igual o peor. Así que nos dispusimos a recorrer andando los últimos kilómetros del camino. Pero no, apareció... La hermana Tere! Y ahí nos subimos a su pickup.
Luego otro amigo del pueblo me dijo que podía ser una buena noche para hacer cena a la española con tortilla de patata. Así que me animé a cocinar. En mi casa hay una bombona de butano con una cocinilla con dos fuegos y me he apañado. Al principio, cuando se puso a anochecer me parecía tremendamente complicado cocinar en la oscuridad. Luego, me di cuenta que había una bombilla en la cocina. Y fue más sencillo!
El resultado tenía buena pinta y el veredicto fue bastante positivo! Aquí estoy con los otros voluntarios españoles: Mercedes, Sergio y Claro. Y con amigas de aquí: Emilia, Morena y Elena.
Por último, tenemos de nuevo visita especial. Como mañana es la consulta a cerca de la ilegalización de la minería en el municipio, ha venido un comité internacional de observación para asegurar que se celebra justamente. Para amenizarles Mario, uno de los vecinos del pueblo, ha cogido la guitarra y les ha cantado canciones de aquí, que hablaban de la guerrilla y otrás más típicas de la zona.
He encontrado este video con Mario cantando la canción de Sumpul (que es el río donde sucedió la masacre de la que os hablé hace unos días)
Salud.
Rafa! Me ha encantado tu historia del autobús!! Me ha recordado tal cual al transporte en Sri Lanka, donde estuve este verano!
ResponderEliminarDecían que había un número limitado de asientos...Pero no de tickets!!! Eso si, en la tele plana había más música de bollywood, no reggeaton! :)
Me está gustando mucho leer tu blogspot, gracias por publicarlo!!
Un besazo y disfruta mucho!